Noté como unos pasos me seguían, y ni siquiera volví la mirada. ¿Quién se creería que era ese chico?
-¿No vas a hablar?
-De momento voy a ir a mi casa.
-Te acompaño.
-No te conozco de nada, ¿por qué me acompañas?
-Para conocerte-su respuesta consiguió sacarme una media sonrisa. Ese chico tenía mucha cara.
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